Historias de Barrio: Hacia la recuperación de las historias vivas

lunes 16 de enero 2017

Editorial N°6 - Boletín Programa Quiero mi Barrio RM. Enero 2017.

 

Por Sebastián Parada Krauss

El desafío por dar respuesta y reconstituir los hechos del pasado ha sido constante en nuestra historia. Mediante diversas formas, utilizando distintas metodologías y realizándolo a través de variados tipos de narraciones, un punto de quiebre en el estudio del pasado surge a partir de la inclusión del relato oral como fuente utilizada para el fin mencionado. Vaya contradicción, considerando la importancia de este tipo de relatos para la reconstitución de los “primeros” hechos registrados a través de la escritura y que dieron vida a la “Historia” como disciplina.

Algo innegable, en este sentido, es que las historias locales, mediante la participación activa de las comunidades, han potenciado la diversificación de lo que ha sido el estudio de nuestro pasado, otorgando un rol principal a las personas quienes, a través de sus recuerdos y vivencias, colaboran para la reconstitución de los hechos pretéritos.

Y es que las historias locales, las historias de barrio, son historias vivas. Historias donde, mediante las palabras, se evocan sucesos de la mano de sentimientos. Donde los gestos e incluso las posturas físicas, dan cuenta  de las emociones que resurgen a la hora de recordar. Un recordar que muchas veces se ha encontrado postergado y que se ha vuelto necesario para potenciar los conocimientos que hay del pasado. Se genera así, un espacio para que aquellos que no habían sido considerados por la historia tradicional, cumplan un rol en la tarea de comprender los hechos acaecidos.

Por ello, el desafío se encuentra en poner la memoria en movimiento, en activar los recuerdos y en poner en valor las vivencias que permiten renovar las perspectivas que se tienen sobre el pasado. La voz de quienes no han sido escuchados por los estudios tradicionales, no solo renuevan ideas que se han formado sobre lo acontecido, sino que también permiten re-articular las dinámicas sociales que se fueron deteriorando en el tiempo, logrando, a su vez, traspasar a las nuevas generaciones aquellos hechos que ayudan a entender nuestro presente. Comprender la actualidad y proyectar el futuro resulta imposible sin adentrarnos en el pasado. Tarea en la que es necesaria la participación activa de las comunidades. Son ellas las que mantienen vivas las historias.

 

Imagen: extraído artículo José Bengoa.

Fuente: Seremi RM